- No puedes beber con nosotros me dijo el bastardo grandísimo hijo de puta, rompí la botella e intenté cortarle su rostro o lo que tuviera parecido a un culo encima del cuello.
Todo porque no había puesto la cuota para el ron, si compartir es amar, en la angurria de buscar el liquido vital para mi hígado.
- Hijo de puta, hijo de puta, hijo de la grandísima puta, le di por el culo a tu puta hembrita y también por la boca, qué bien la mama, rosqueton, le respondí.
Pero otra vez al tercer día amanecimos en su casa completamente ebrios; es nuestra manera de reconciliarnos y regresar a ser amigos a pesar de que follé con su madre.
miércoles, 30 de julio de 2008
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